lunes, 20 de diciembre de 2010

ALCOHOLISMO Y DEPRESION

La depresión es una patología que se ve frecuentemente asociada al alcoholismo y, sobre todo, a las recaídas de los alcoholistas. Ya sea la distimia, depresión crónica neurótica, con sus altibajos, o la depresión que puede presentarse en los primeros meses de la abstinencia; la depresión reactiva a sucesos penosos, las diversas formas de presentación de la depresión mayor, los episodios depresivos de los trastornos bipolares, etc., todas las formas de depresión deben ser tenidas en cuenta cuando se piensa en evitar las recaídas de los pacientes alcoholistas.
El 36 % de los pacientes alcoholistas sufren concomitantemente de depresión como co-morbilidad bastante frecuente, en unas ocasiones inducida por la adicción y en otras realimentando la misma, generando un círculo vicioso difícil de romper. Porque es frecuente ver que el paciente alcoholista se deprima y se sienta culpable por las pérdidas afectivas, familiares, laborales, sociales, económicas, etc. que su adicción le provoca, lo cual lo lleva a aumentar el consumo de bebidas alcohólicas, con el fin de atenuar sus sentimientos penosos, pero consiguiendo el resultado opuesto al buscado porque esto le genera nuevas culpas y mayor depresión.
La co-morbilidad de alcoholismo y depresión es mucho más frecuente en la mujer que en el hombre.
Los pacientes alcoholistas que sufren de depresión tienen mucho más recaídas de su enfermedad que aquellos pacientes que no la padecen. Esta diferencia, que ya se manifiesta en el corto plazo, se hace más patente en el mediano y, más aún, en el largo plazo. Por lo tanto, puede afirmarse que la asociación de depresión en pacientes alcoholistas agrava y ensombrece el pronóstico de su adicción y por ende siempre debe ser tratada.


CONCLUSIONES

La depresión es una patología que se asocia frecuentemente al alcoholismo, que dicha asociación es más frecuente en la mujer que en el hombre, y también que la misma tiene un efecto altamente negativo sobre la evolución de los pacientes alcoholistas, aumentando las recaídas de su enfermedad y ensombreciendo el pronóstico de la misma. Se desprende la conclusión de que implementando acciones y diseñando estrategias destinadas a combatir la depresión asociada al alcoholismo podremos mejorar el pronóstico de esta enfermedad

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